jueves, marzo 24, 2011


Mordidas y pausas.

Cada mordida, un dolor intenso en partes del cuerpo y del alma que hasta ese momento no conocía.
Cada pausa, un aumento en los latidos: la expectación y morbo eran insoportables.
Sólo nanosegundos separaban un ametrallador sonido del otro.
Era mi asiático compañero de casa digiriendo su desayuno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajaaja
ahora si que tengo la imagen completa en mi cabeza

Cristina

danypé dijo...

No, este datito te dará la imagen completa: su desayuno consiste en choclo con yogurt (ya lo sabías), y su cena... en ALPISTE!!!! el otro día vi las semillas en la cocina y casi se las tiré a los pájaros del patio.